Entre el "nada puede hacerse" y el "protesto... ¿y me expongo demasiado?"
¿Te ha ocurrido alguna vez esto de presenciar alguna situación de maltrato en el lugar de trabajo? ¿Fuiste víctima? ¿O tal vez testigo de un maltrato a otros?
Lamentablemente el maltrato psicológico no es una novedad: humillaciones, desprecios, descalificaciones, insultos, etc. No resulta extraño identificar como observadoras este tipo de situaciones. Por ejemplo, vamos a un negocio y vemos que el jefe maltrata a un empleado que nos está atendiendo. Notamos al empleado avergonzado, porque es un adulto al que están reprimiendo de mala manera y delante de otros, no es para menos que se sienta mal. Pero, por temor a perder su empleo, no puede manifestar su descontento. Probablemente, desde la empatía, este tipo de escenas nos transmitirán diversas emociones.
Ahora bien, considero que generalmente nos cuesta un poco más caer en la cuenta de la gravedad cuando somos nosotras las receptoras de este tipo de agresiones. Muchas veces dudamos de lo que percibimos, creemos que nos sentimos incómodas pero que tal vez entendimos mal o sobredimensionamos el hecho. O hasta podemos llegar a pensar que realmente hicimos algo tan mal como para merecer ese desdén, en claro conflicto con nuestra autoestima.
Cuando la situación se repite varias veces, comenzamos a convencernos de que no podemos estar tan confundidas y damos crédito a nuestros sentimientos y percepciones. Es entonces cuando comprendemos que hay algo que hacer porque estamos sufriendo un maltrato.
Y pronto nos enfrentamos al dilema planteado al comienzo: ¿cómo puedo hacer algo sin generar más conflicto? ¿cómo puedo plantear este tema si la persona que lo genera tiene un cargo superior? Ante tal disyuntiva solemos optar por guardar silencio.
De esta forma muchas situaciones de maltrato pueden mantenerse en el tiempo. En cierta forma "naturalizamos" la violencia, nos resignamos a que "así son las cosas y nada puedo hacer para que cambien".
Reflexionemos al respecto. Sabemos que ni la violencia física ni la psicológica deberían ser admitidas en ningún contexto, aunque nos hayamos acostumbrado a ello, aunque nos digan que siempre fue así. Pero, al no saber cómo manejar la situación, podemos acabar convirtiéndonos en víctimas crónicas o, en otros casos, en testigos impotentes ante el maltrato hacia algún colega.
Una vez que aceptamos que esta situación de hostigamiento no es sana, hemos dado el primer paso. ¿Qué hacer entonces? Debemos evaluar la posibilidad de hablar con Recursos humanos, un gerente criterioso o algún profesional que pueda orientarnos. En ocasiones podemos enfrentarnos a la indiferencia de la organización. Es preciso ser conscientes de que ello puede ocurrir y que tal vez hasta nos expongamos a respuestas aún más hostiles. Se necesita avanzar con cautela, cuidando nuestra fuente de trabajo pero al mismo tiempo valorándonos a nosotras mismas y al resto de los colaboradores, procurando poner los límites que sean pertinentes a aquellos que se olvidan del respeto y de la dignidad de las personas.
Si nos hallamos en una encrucijada porque necesitamos el empleo y sentimos que no nos queda otra opción que continuar allí y con este problema, nunca permitamos acostumbranos al maltrato y continuemos buscando otra solución alternativa (acudiendo a ayuda profesional, buscando otro trabajo, hablando con otro integrante de la empresa que pueda orientarnos, solicitando asesoramiento legal, etc.)
Siempre hay un término medio entre no hacer nada y hacer todo junto o impulsivamente. Porque entre todo y nada siempre hay algo. En este caso, la posibilidad de cambiar la mirada propia sobre el tema, que no es poco.
¿Viviste alguna situación como esta? ¿Pudiste resolverlo? ¿De qué manera? ¡Gracias por compartir tu experiencia!
Candela, en colaboración con Mundo de Secretarias
Basadas en artículos de Psicología Laboral y reflexiones personales
Mundo de Secretarias
¿Te ha ocurrido alguna vez esto de presenciar alguna situación de maltrato en el lugar de trabajo? ¿Fuiste víctima? ¿O tal vez testigo de un maltrato a otros?
Lamentablemente el maltrato psicológico no es una novedad: humillaciones, desprecios, descalificaciones, insultos, etc. No resulta extraño identificar como observadoras este tipo de situaciones. Por ejemplo, vamos a un negocio y vemos que el jefe maltrata a un empleado que nos está atendiendo. Notamos al empleado avergonzado, porque es un adulto al que están reprimiendo de mala manera y delante de otros, no es para menos que se sienta mal. Pero, por temor a perder su empleo, no puede manifestar su descontento. Probablemente, desde la empatía, este tipo de escenas nos transmitirán diversas emociones.
Ahora bien, considero que generalmente nos cuesta un poco más caer en la cuenta de la gravedad cuando somos nosotras las receptoras de este tipo de agresiones. Muchas veces dudamos de lo que percibimos, creemos que nos sentimos incómodas pero que tal vez entendimos mal o sobredimensionamos el hecho. O hasta podemos llegar a pensar que realmente hicimos algo tan mal como para merecer ese desdén, en claro conflicto con nuestra autoestima.
Cuando la situación se repite varias veces, comenzamos a convencernos de que no podemos estar tan confundidas y damos crédito a nuestros sentimientos y percepciones. Es entonces cuando comprendemos que hay algo que hacer porque estamos sufriendo un maltrato.
Y pronto nos enfrentamos al dilema planteado al comienzo: ¿cómo puedo hacer algo sin generar más conflicto? ¿cómo puedo plantear este tema si la persona que lo genera tiene un cargo superior? Ante tal disyuntiva solemos optar por guardar silencio.
De esta forma muchas situaciones de maltrato pueden mantenerse en el tiempo. En cierta forma "naturalizamos" la violencia, nos resignamos a que "así son las cosas y nada puedo hacer para que cambien".
Reflexionemos al respecto. Sabemos que ni la violencia física ni la psicológica deberían ser admitidas en ningún contexto, aunque nos hayamos acostumbrado a ello, aunque nos digan que siempre fue así. Pero, al no saber cómo manejar la situación, podemos acabar convirtiéndonos en víctimas crónicas o, en otros casos, en testigos impotentes ante el maltrato hacia algún colega.
Una vez que aceptamos que esta situación de hostigamiento no es sana, hemos dado el primer paso. ¿Qué hacer entonces? Debemos evaluar la posibilidad de hablar con Recursos humanos, un gerente criterioso o algún profesional que pueda orientarnos. En ocasiones podemos enfrentarnos a la indiferencia de la organización. Es preciso ser conscientes de que ello puede ocurrir y que tal vez hasta nos expongamos a respuestas aún más hostiles. Se necesita avanzar con cautela, cuidando nuestra fuente de trabajo pero al mismo tiempo valorándonos a nosotras mismas y al resto de los colaboradores, procurando poner los límites que sean pertinentes a aquellos que se olvidan del respeto y de la dignidad de las personas.
Si nos hallamos en una encrucijada porque necesitamos el empleo y sentimos que no nos queda otra opción que continuar allí y con este problema, nunca permitamos acostumbranos al maltrato y continuemos buscando otra solución alternativa (acudiendo a ayuda profesional, buscando otro trabajo, hablando con otro integrante de la empresa que pueda orientarnos, solicitando asesoramiento legal, etc.)
Siempre hay un término medio entre no hacer nada y hacer todo junto o impulsivamente. Porque entre todo y nada siempre hay algo. En este caso, la posibilidad de cambiar la mirada propia sobre el tema, que no es poco.
¿Viviste alguna situación como esta? ¿Pudiste resolverlo? ¿De qué manera? ¡Gracias por compartir tu experiencia!
Candela, en colaboración con Mundo de Secretarias
Basadas en artículos de Psicología Laboral y reflexiones personales
Mundo de Secretarias
Yo renunciè el sàbado de la semana anterior a mi empleo, por un maltrato que ademàs de ser constante superò mis lìmites, preferì perder un poco de dinero y no sentirme humillada constantemente.
ResponderEliminarYo también he prenciado situaciones muy incomodas, trabajando bajo mucha presión y humillaciones por temas sin importancia, a todo esto yo estaba y estoy pasando por un mal momento en el cual tengo ataques de pánico y lo que me impide buscar un nuevo empleo por miedo a que me pase lo mismo. A todo esto me recibi de la carrera se secreataria asistente ejecutiva lo que me da mucha tristeza ya que cada aviso que veo son muy exigentes y piden cosas que yo no tengo. muchas gracias por leer mi comentario.
ResponderEliminarFabiola
Hola. yo he visto el maltrato a personas en el trabajo y te da mucha bronca e impotencia.Y también lo sufro , soy una persona que ha hecho todo tipo de trabajo y siempre soy comodín porque aprendo rápido ,pero resulta que a la hora de las compensaciones todos sufren de amencia, quiero aclarar que trabajo en una repartición publica y soy secretaria técnica - administrativa, ceremoniales, decoradora, operadora, archivista, etc.....- y resulta que cuando hay ascenso no se acuerdan pero "si" para cuando hay que resolver algún problema. y todo eso te hace sentir muy mal te baja el autoestima y sin ganas .-
ResponderEliminarLas situaciones que comentan son realmente muy difíciles. Recuerden que es muy importante que nos sepamos cuidar y que nunca nos acostumbremos a un ambiente violento y de maltrato.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir sus experiencias.
Hola yo he llegado a sufrir una menopasia precoz y una dermatitis ademas de taquicardia, ansiedad, insomnio y hasta claustrofobia en el bus de pensar que me dirigia al lugar donde tenia que aguantar esta situación horrible, al cabo de los años tras una crisis de ansiedad me dieron de baja porque lloraba las 24 h del dia, con un tratamiento de ansioliticos y mucha fuerza de voluntad mas el apoyo de un compañero delegado sindical que se tomo interes ahora el ambiente ha cambiado. Bueno y tras el despido de dos sinverguenzas machistas y mal educados. No os cayeis decidles que os hablen como vosotras a ellos. Animo a todas.
ResponderEliminarjummm no me gusta elm maltrato por ejemplo me colocaran a ser una presentacion en mi cole de secretarias maltratadas mi pro dijo qe no servia porque colocaba a llorar:(
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