¿Qué es el estrés?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al estrés como el "conjunto de reacciones fisiológicas que preparan el organismo para la acción". Ante una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada, el cuerpo responde liberando adrenalina, lo que acelera la respiración y ritmo cardíaco, pudiendo aumentar la presión arterial.
El estrés es una respuesta natural y necesaria, pero si se vuelve constante (estrés crónico) puede desencadenar serios problemas de salud. A nivel psicológico, el estrés crónico está relacionado con los trastornos del estado de ánimo (ansiedad, depresión).
¿Cómo nos hace sentir?
El estrés no nos afecta a todos de la misma manera. Pero puede reconocérselo a través de ciertos signos físico y/o emocionales tales como depresión o ansiedad, dolores de cabeza, cuello, mandíbula y espalda, olvidos y falta de concentración, alteraciones en el ciclo menstrual, alteraciones del sueño, trastornos gastrointestinales, disminución de la libido, enojo, nerviosismo, palpitaciones y contracturas musculares. También puede motivar hábitos como fumar, beber, comer de más y abusar de drogas.
La época
Ciertos imperativos de la época hacen alusión a la efectividad, eficiencia y competitividad en los ámbitos en los que la persona se relaciona y vincula con otros. Muchas veces, se plantean ideales de desarrollo personal y profesional inalcanzables, principalmente en cuanto a los tiempos propuestos para su realización. Ante un entorno que exige por encima de lo que se puede afrontar de acuerdo a los recursos personales (exigencia externa), pueden aparecer sentimientos de desazón y disconformidad con lo logrado hasta el momento, así como presiones por todo aquello que "falta realizar" (exigencia interna), instaurando una dimensión de apremio y de un "querer hacer todo yo". Esto puede generar conductas tendientes a obtener satisfacciones inmediatas (por ejemplo, infinidad de encuentros sociales en los que se producen sobreingestas de alimentos y bebidas que acarrearán mayor cansancio, malestar y frustración).
¿Desafío o estrés laboral?
Cuando las exigencias laborales superan las capacidades, recursos o necesidades de quien trabaja, se produce el estrés laboral. El entorno empresarial puede propiciarlo aún más por ser un ámbito en el que se exige a diario ser más productivos, eficaces y cambiar e innovar para lograr una permanente adaptación.
Erróneamente, a veces se confunde el estrés con la idea de "desafío". Pero, mientras que el primero enferma, el desafío vigoriza psicológica y físicamente y motiva a aprender cosas nuevas, generando satisfacción y entusiasmo. No son sinónimos.
Cada persona tiene una resistencia diferente al estrés
Es de vital importancia tener en cuenta que la modalidad de afrontamiento al estrés varía en cada uno, según las características de su personalidad. No obstante, todos pueden generar pequeños hábitos tendientes a prevenir la aparición de los síntomas asociados al estrés.
Diez recomendaciones para prevenir o aliviar el estrés
1. Preste atención a los síntomas. En esta parte del año puede estar más expuesto a situaciones de estrés producto del cansancio y de las ideas asociadas a lo que ha podido hacer o no hasta el momento.
2. Identifique y reduzca sus factores de estrés. Muchas personas creen que la vida está llena de exigencias y de poco tiempo para cumplir con ellas, pero no ven que generalmente estas demandas han sido elegidas por ellos mismos. Sepa pedir ayuda cuando es necesario, ponga prioridades y dese tiempo para usted mismo.
3. Intente no culpabilizarse por aquellos proyectos que no ha podido concretar. Piense qué de aquellos proyectos o propuestas de desarrollo personal y profesional tienen que ver con sus intereses a futuro y evalúe las circunstancias que impidieron su concreción.
4. Medite sobre qué cosas sí ha logrado a lo largo del año. Es posible que se encuentre con logros que se han pasado por alto y no fueron reconocidos como tales, a pesar de que no hayan sido proyectados previamente.
5. Acuda a consulta médica o psicológica si detecta la presencia de síntomas o excesivas preocupaciones. Evite automedicarse. Recuerde que por más nimia que pueda considerarse su preocupación, lo que no es estresante para otra persona, sí puede serlo para usted.
6. Planifique sus actividades diarias de acuerdo a criterios realistas. Incluya tiempo para el ocio y el ejercicio físico (los ejercicios aeróbicos liberan endorfinas). Realice actividades placenteras, que lo conecten con lo que le gusta hacer y el bienestar.
7. Descanse adecuadamente y evite el consumo excesivo de comidas, tabaco y alcohol (puede parecer que éstos reducen el estrés, pero en realidad lo aumentan). Asista a aquellas reuniones en las que considere que efectivamente podrán producirse encuentros gratos.
8. Hágase valer, permítase decir "no" a los demás. No siempre hay que cumplir con las expectativas o demandas de otras personas. Recuerde que ser firme permite interactuar respetando las propias necesidades y creencias, y las de los otros.
9. Revise sus percepciones de amenaza. No todo lo nuevo, impredecible o incontrolable en su vida tiene por qué ser considerado una amenaza. Muchos sucesos son simplemente transitorios, e incluso, con el tiempo, pueden volverse poco importantes para usted.
10. Considere el inicio de un nuevo ciclo como una oportunidad para identificar cuáles son sus proyectos. Evalúe de manera criteriosa los recursos con los que cuenta o contará, evitando proponerse de antemano metas difíciles de alcanzar.
Inst. Martina Alonso, Operadora en Salud.
Lic. María Valentina Ronzano, Psicóloga.
Programas de Salud. Dirección Médica. Swiss Medical Medicina Privada.
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